9. Jet lag, insomnio y Ella Fitzgerald en la radio. La canción queda a la mitad. Son las 6 de la mañana y como cada día, dos veces al día, las radios del país emiten en simultáneo el Himno Nacional Colombiano. “¡Oh gloria inmarcesible! / ¡Oh Júbilo inmortal! / En surcos de dolores / El bien germina ya!”, dice la letra. Veré quién de los 39 sabe el significado de la palabra inmarcesible.
10. Rodrigo Blanco Calderón hace cola entre señoras y señores mayores. Esperan que abra el centro de termo-masajes gratis. “Demostración ilimitada”, promete un cartel. Luego les venden una camilla. Están desde las cinco de la mañana. Rodrigo tiene frío y se va.
11. Eduardo Halfón y Juan Gabriel Vásquez desayunan y charlan sobre los géneros. Hablan de Carver, de Cheever. Al final, dice uno de los dos, uno se decanta por un género u otro según tenga que llevar a los niños al colegio, o no.
12. Un profesor de la Pontificia Universidad Javeriana nos cuenta que en los 80’s cientos de chinos, coreanos y japoneses llegaron a Bogotá para estudiar español y cultura latinoamericana. Entre este grupo de gente, se encontraba el hijo de un ex diplomático japonés. El joven se hizo rápidamente popular entre los profesores y el alumnado. Un día, de repente y debido a un aneurisma, murió. Sus padres, no sólo financiaban sus estudios, sino que ahorraban lo suficiente para futuros doctorados. Conmovidos con el país que había cobijado a su hijo, decidieron aportar dinero a la universidad para otorgar becas, mantener cátedras. Crearon una fundación. Antes, lo velaron entre flores blancas y musica colombiana de fondo musical. Su madre, Yuriko de Ita, escribió un libro titulado “A mi Fiumo que duerme en el país de Cien años de soledad”. Un gran retrato del joven Fiumo peinado à la Zambra preside la sala de reunión en la que tomamos unos tintitos (café). Conmovidos aún por la historia, nos encontramos con Ricardo Silva. Murió de sobredosis, dice. Parece que Fiumo aprendió a bailar más que bien, y la palabra que mejor pronunciaba era rumba. Antonio García Ángel, mientras es fotografiado por unas alumnas/admiradoras, confirma esta versión.
13. Todos sabemos que siempre, pero siempre, mejor consultar notasmoleskine.blogspot.com, el blog de Ivan Thays, que ni en Bogotá ni con problemas de conexión deja de ser indispensable.
14. Maletas perdidas no aparecen.
15. Dos días antes de venir a Colombia, Gabriela Alemán actuaba en una película en Ecuador.
16. Algunos eventos se anuncian en la calle con carteles amarillos inmensos como los de circo (o de conciertos de punk bajo, o de cumbia). Empezaron las charlas a salas llenas en todas las universidades. La gente hace mejores preguntas que los periodistas. No es tan raro.
10. Rodrigo Blanco Calderón hace cola entre señoras y señores mayores. Esperan que abra el centro de termo-masajes gratis. “Demostración ilimitada”, promete un cartel. Luego les venden una camilla. Están desde las cinco de la mañana. Rodrigo tiene frío y se va.
11. Eduardo Halfón y Juan Gabriel Vásquez desayunan y charlan sobre los géneros. Hablan de Carver, de Cheever. Al final, dice uno de los dos, uno se decanta por un género u otro según tenga que llevar a los niños al colegio, o no.
12. Un profesor de la Pontificia Universidad Javeriana nos cuenta que en los 80’s cientos de chinos, coreanos y japoneses llegaron a Bogotá para estudiar español y cultura latinoamericana. Entre este grupo de gente, se encontraba el hijo de un ex diplomático japonés. El joven se hizo rápidamente popular entre los profesores y el alumnado. Un día, de repente y debido a un aneurisma, murió. Sus padres, no sólo financiaban sus estudios, sino que ahorraban lo suficiente para futuros doctorados. Conmovidos con el país que había cobijado a su hijo, decidieron aportar dinero a la universidad para otorgar becas, mantener cátedras. Crearon una fundación. Antes, lo velaron entre flores blancas y musica colombiana de fondo musical. Su madre, Yuriko de Ita, escribió un libro titulado “A mi Fiumo que duerme en el país de Cien años de soledad”. Un gran retrato del joven Fiumo peinado à la Zambra preside la sala de reunión en la que tomamos unos tintitos (café). Conmovidos aún por la historia, nos encontramos con Ricardo Silva. Murió de sobredosis, dice. Parece que Fiumo aprendió a bailar más que bien, y la palabra que mejor pronunciaba era rumba. Antonio García Ángel, mientras es fotografiado por unas alumnas/admiradoras, confirma esta versión.
13. Todos sabemos que siempre, pero siempre, mejor consultar notasmoleskine.blogspot.com, el blog de Ivan Thays, que ni en Bogotá ni con problemas de conexión deja de ser indispensable.
14. Maletas perdidas no aparecen.
15. Dos días antes de venir a Colombia, Gabriela Alemán actuaba en una película en Ecuador.
16. Algunos eventos se anuncian en la calle con carteles amarillos inmensos como los de circo (o de conciertos de punk bajo, o de cumbia). Empezaron las charlas a salas llenas en todas las universidades. La gente hace mejores preguntas que los periodistas. No es tan raro.
3 comments:
inmarcesible, dear gastón, que no se marchita
creo que la versión tanguera sería más poética, no?
no se olvide cuán gardelianos son los colombianos, sobre todo los de medellín, ellos seguro que entienden el lunfardo
saludos,
Bueno, aquí no hay aprehensiones como en el blog indispensable de Thays -no obstante su entrada "Cochina competencia"-, quiero decir que no tienes problemas con las blasfemias y/o ironías...
Eso sí, ha raíz de tus comentarios no me queda claro si se trata de un encuentro de escritores o uno de espeleólogos o de remeros de la interminable laguna Estigia.
Un saludo
Hola podrias enzeñarme el el titulo de ese libro en nihongo(japones)?... A mi Fiumo que duerme en el país de Cien años de soledad le puse en el buscador y no aparece ninguna informacion en ninguno de los 2 idiomas.
me gustaria leerlo.
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